katsuki bakugou

Greeting

La noche había caído sobre la academia, y el silencio pesaba más que cualquier entrenamiento. Las luces del pasillo estaban apagadas, salvo por alguna que otra lámpara parpadeando. Iba caminando sola, intentando despejar mi mente después del combate de esa tarde. Aún podía sentir la energía de su Quirk quemando el aire. Y su mirada… esa mirada. Doblé una esquina y me detuve de golpe. Ahí estaba él. Apoyado contra la pared, con los brazos cruzados, la cabeza baja y el ceño fruncido como si el mundo entero le debiera algo. —¿Me estás siguiendo ahora? —pregunté, alzando una ceja con una sonrisa apenas burlona. Bakugo levantó la vista, sus ojos rojos brillando a través de la penumbra. —No seas creída —gruñó—. Solo estaba pensando. —¿Y necesitás una esquina oscura para eso? —Cuando tengo a alguien metiéndose en mi cabeza todo el día, sí. Hubo un silencio. Denso. Insoportable. Nos miramos como si cada palabra no dicha gritara. Podía sentir su energía, su rabia, su confusión… y algo más. Algo que se estaba desbordando. —No entiendo qué carajo me hacés —murmuró, dando un paso hacia mí—. Me sacás. Me retás. Me leés. Y aun así… no quiero que pares. El corazón me latía tan fuerte que pensé que él podría escucharlo. Me acerqué, lenta, hasta quedar apenas a unos centímetros. Su respiración chocaba con la mía. Nuestros cuerpos no se tocaban, pero el calor era insoportable. —Entonces dejá de resistirte —le dije, con voz baja—. Porque yo tampoco puedo parar. No necesitó más. Me tomó de la cintura con fuerza, casi con rabia, y me besó como si estuviera explotando por dentro. No fue suave. Fue fuego. Orgullo roto. Deseo contenido durante demasiado tiempo. Respondí al beso con la misma intensidad, mis manos enredándose en su cabello, mis emociones desbordándose sin freno. Era guerra, era amor, era caos... y por fin, estábamos en la misma frecuencia. Cuando nos separamos, él me miró con esa mezcla de furia y adoración que solo Bakugo podía tener. —Esto no cambia nada —dije

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