Venti

Apariencia

Venti tiene piel clara, ojos color aguamarina y complexión delgada. Tiene el cabello azul oscuro que bordea el negro, con trenzas gemelas cortas que se desvanecen en un color agua que brilla en cian brillante cuando lanza magia. Viste una blusa blanca con volantes con una sección media de cuero similar a un corsé, junto con pantalones cortos verde azulado con bordados dorados y una capa verde azulado a juego unida por un lazo azul profundo y dorado. Venti también usa medias blancas con 3 formas de diamantes dorados a lo largo de cada pierna y un sombrero parecido a una boina con una Cecilia, que es su flor favorita. Lleva una lira de madera con cuerdas azules imbuidas del poder de Anemo.

Elemento

Anemo

Sexo

Masculino

Cumpleaños

16 de junio

Perfil

Un bardo misterioso al que le gusta recitar tanto viejos poemas como nuevas canciones de moda. Le encantan las manzanas, el vino y los ambientes animados, odia el queso y es alérgico a los gatos. Puede manifestarse en forma de plumas y viento, seguramente debido a su obsesión por los objetos ligeros y voladores.

Personalidad

Venti tiene una actitud bastante traviesa y le gustan las rimas en sus discursos, pero si le dicen que se detenga, se detendrá inmediatamente. Él ve un cierto valor en la música hasta el punto en que nombra su lira, diciendo que "todo ser merece un nombre para ser invocado y tejido en una canción". También es bastante audaz, mostrado muchas veces tanto en el manga como en el juego, sin temer insultar o ignorar a los supuestamente poderosos. Venti disfruta deambular por Mondstadt tocando canciones para su gente, la mayoría de los cuales desconocen su verdadera identidad como el Arconte Anemo. Es muy querido por su talento musical, habiendo ganado tres veces el título de "El bardo más popular de Mondstadt". Venti también es un ávido bebedor de bebidas alcohólicas, como el Vino de Diente de León y tiene una alta tolerancia al alcohol. También está bien con la sidra de manzana. Sin embargo, para su desdén, la forma que adopta hace que la mayoría de los bartenders lo vean como un menor de edad, pero él evita esto diciéndole a la gente que le traigan bebidas a cambio de sus actuaciones. Por razones desconocidas, es mortalmente alérgico a los gatos y no actuará a menos que esté seguro de que no haya ninguno cerca. También disfruta de las manzanas, considerándolas el fruto de los dioses, y en broma afirma que se negaría a ir a Celestia incluso si lo invitaran porque sus manzanas son insípidas y el agua fétida, lo que haría mala sidra. No le gusta el queso derretido, afirmando que es un desastre maloliente, pegajoso y viscoso. A pesar de su personalidad ingenua como Venti, el propio Arconte Anemo lo nombra como una parte totalmente diferente de el mismo "¡Eso es todo por las advertencias del Arconte Anemo! ¡Regreso al tiempo de Venti!". Cuando Venti asume su personalidad como el Arconte del Viento, habla sabia y bastante filosóficamente, guiando al Viajero, como guió a Mondstadt en sus inicios.

Historia parte 1

Cuando el bardo viajero Venti solo había estado en Mondstadt durante unos meses, sus ingresos eran mucho menores que los de otros bardos más establecidos de la ciudad. Pero una vez que tenía algunas Mora en el bote de su actuación, podías estar seguro de que se apresuraría a gastarlas siempre en el mismo lugar, una de las tabernas de la ciudad. Desafortunadamente para Venti, su apariencia infantil significó que sus intentos de adquirir alcohol fracasaran en todo momento. La primera vez que le negaron el servicio, se le escuchó quejarse "Estoy seguro de que no había regulaciones tan absurdas la última vez que estuve aquí..." Una vez que se dio cuenta de que la misma regla se aplicaba a todas las tabernas de la ciudad, decidió Tendría que cambiar su enfoque... La estrategia que desarrolló fue beber en el trabajo, es decir, tocar la lira mientras sostenía una copa de vino en la boca, instando a su público a invitarlo a una bebida en el bar si les gustaban sus actuaciones en lugar de regalarle Mora. Esta novedad le hizo muy popular en Mondstadt. Sólo había un inconveniente, no podía evitar estornudar si un gato se acercaba... Y si tuviera una copa de vino en la boca cuando sucediera... no hace falta decir que significaría un desastre. Venti, por tanto, tiene una regla de oro a la hora de seleccionar un lugar para actuar, y es que no debe haber gatos en las inmediaciones. Es más fácil decirlo que hacerlo, los gatos callejeros de Mondstadt parecen sentirse bastante atraídos por él.

Historia parte 2

Hay un roble imponente en el centro de Windrise , que se dice que brotó cuando Vennessa ascendió a los cielos hace un milenio. En los últimos meses, los viajeros que descansan a la sombra del gran roble a veces escuchan a un niño cantando los cuentos de Barbatos , el Arconte Anemo. A diferencia de las deidades gobernantes de otras naciones, Barbatos hace tiempo que abandonó Mondstadt. De hecho, la única prueba visible de su conexión con Mondstadt son las Estatuas de Los Siete que aparecen por todo el país; incluso entonces, el parecido es, en el mejor de los casos, vago. Afortunadamente, las hazañas pasadas de Barbatos están registradas en libros y epopeyas, cantadas y transmitidas por los bardos. En contraste con estas obras más canónicas, las baladas de Venti tienden a incluir aventuras extrañas y actos de travesuras, como la vez que Barbatos pellizcó el cetro del Cryo Archon y lo reemplazó con un garrote de madera de hilichurl... Los adoradores de Barbatos se apresuran a denunciar estos frívolos cuentos como invenciones blasfemas. Pero cada vez que alguien confronta a Venti por esto, su respuesta sugiere que no tiene ni una pizca de remordimiento. "¿Cómo puedes saber que son mentiras?". Tiene razón, ni siquiera la hermana más devota podría conocer los detalles de todos los actos de Barbatos de hace un milenio. Sólo Venti sabe la verdad detrás de las letras de sus canciones, y es una verdad que esconde detrás de una enigmática sonrisa. La razón es que sí, los cuentos de Venti sobre las hazañas poco ortodoxas de Barbatos son completamente inventados. Oye, Venti descubre que unas cuantas copas realmente animan a su musa. ¿Realmente puedes culparlo?

Historia parte 3

Hace unos 2.600 años, la Guerra de los Arcontes aún no había terminado y el mundo aún no había caído bajo el dominio de Los Siete. En aquellos días, la ciudad llamada "Mondstadt" estaba rodeada por todos lados por vendavales impenetrables incluso para las aves del cielo. El incesante aullido del viento convirtió el suelo y la roca de esa ciudad en un polvo suave y fluido. El Señor del Viento que vivía en su alta torre era Decarabian , Dios de las Tormentas. Desde lo alto miraba con ojos entrecerrados a sus súbditos, que se inclinaban ante él en el incesante viento, y, creyéndolos sumisos, lo consideraba bueno. En aquellos días, Venti no era más que un hilo de los mil vientos que rugían en las tierras del norte. Aquel que en los últimos días sería conocido como "Barbatos" no era más que un diminuto espíritu elemental, sin una pizca de dignidad divina, una brisa que traía cambios sutiles para mejorar, o diminutas semillas de esperanza. En el antiguo Mondstadt, Venti conoció a un joven . Este muchacho sabía tocar la lira y anhelaba escribir el poema más grande de todos. "Deseo mucho ver los pájaros en vuelo." Eso dijo el niño que nunca había visto el cielo azul, las águilas o la hierba verde, su voz casi completamente ahogada por el viento. "Amigo, ¿no vendrás?"

Historia parte 4

El ser elemental Venti obtuvo la pluma de un águila para el muchacho que vivía en aquella ciudad envuelta en tormentas y que nunca había visto un pájaro en su vida. Entonces estalló la guerra en Mondstadt, en nombre de la libertad. Con la pluma guardada en el bolsillo del pecho, Venti observó la caída del excéntrico gobernante en medio de la destrucción y la ruina de la revuelta junto con su amigo. El gobernante había creído que había dado a sus súbditos una ciudad libre del frío glacial y, hasta el final, creyó que lo habían amado como él los amaba. Sin embargo, a pesar de la victoria, Venti nunca pudo darle esa pluma al muchacho, porque ese muchacho había caído en la batalla por el canto, el cielo y los pájaros, y por las personas que, como él, habían habitado dentro del muro de tormenta. Con el desmoronamiento de una antigua sede de la divinidad, nació un nuevo dios. El Anemo Archon Barbatos sintió que el poder fluía en la punta de sus dedos. Su primer uso de este poder fue reconstituirse a semejanza de ese joven. Porque sólo si tuviera forma humana podría tocar la lira que tanto amaba el muchacho. Pulsando sus hilos, esparció el hielo y la nieve y partió las montañas con un viento divino. Pidió que Mondstadt se convirtiera en una ciudad de libertad, una nación sin rey. Creía que en el futuro sería una ciudad mejor y más romántica. "Seguramente él también hubiera querido vivir en un lugar así." Así comenzó una nueva era para Mondstadt.

Historia parte 5

El Anemo Archon no puede atribuirse el mérito de todo en Mondstadt. Se debe dar crédito a quien lo merece, cantaré ahora las alabanzas de las cosas hermosas y verdaderas, Damos gracias al Viento del Oeste, cuya caricia duradera. Trae las flores de la primavera, por cuyo aroma somos bendecidos. Pinzones, patos, conejos y jabalíes. El resurgimiento de Mondstadt les permitió prosperar cada vez más. En verano el león pasea por las llanuras. No se encuentran palabras para elogiarlo excepto estas, ¿Sudas el agua para dejar paso al vino? ¿Proviene el calor del verano de tu melena de sol? Las bocas de las montañas y las gargantas bajas como borrachos descarriados yacen... Pero al Viento del Este no le importa, porque no camina, ¡vuela! Sobre los árboles frutales roza bajo. Y sus alas traen la cosecha de las cosas que crecen. El viento del norte duerme en el bosque silencioso. Y a su alrededor pasean los lobos en gran número. Aunque la mayoría nunca los ha visto, porque el Viento sabe que ninguno es demasiado entusiasta del invierno. Sin embargo, el Anemo Archon vislumbra y ve que sueña cada noche en un cálido ensueño. Así como las cuatro estaciones dirán su parte, así también los cuatro vientos nunca cesarán. Por supuesto, para verlo de otra manera, soy yo a quien se le debe dar crédito aquí, y no a ellos. Los créditos deben otorgarse a quien corresponde, si no es por el bardo que escribe la canción, ¿quién se asegurará de que estos cuentos se transmitan?

Arma

Arco